PALABRAS QUE BROTAN DEL DOLOR
Dra. Maria Estela Minyetty Baez (dominicana)
Como maestra, con una inmensa vocación por la
educación, y gran amor por todos los entes que ella envuelve, especialmente,
por los estudiantes, que son mi motivación para seguir leyendo,
estudiando, investigando y trabajando, tanto dentro como fuera del aula; aunque
no conocía físicamente a la bella joven estudiante Esmeralda Richiez, me
siento destrozada por tan trágica muerte.
La verdad, que estoy muy, pero muy triste. Siento un
dolor tan fuerte en lo más profundo de mi corazón que la cabeza no me ha dejado
de doler. Se nos fue una jovencita llena de vida y con todas las posibilidades
de aportar a nuestra sociedad.
Imagino esa
silla vacía en su aula, con la ausencia de esa hermosa joven que, de no haber
ocurrido esta tragedia, pudiera estar en las siguientes clases, quizás con una
sonrisa y la alegría que caracteriza a esa primaveral etapa.
A lo mejor, estaría trabajando en equipo, compartiendo
con sus compañeros, participando, ofreciendo sus creativas ideas y aportes para
su crecimiento y para edificación de los demás. Puedo seguir pensando que a lo
mejor estaría recibiendo apoyo y trabajando con algún maestro, psicólogo, orientador
y/o cualquier otro miembro de la comunidad educativa, para construir su
proyecto de vida junto a su familia. Triste, muy triste. ¡Que impotencia, que
dolor tan grande en mi ser!
La parte más difícil que he tenido que enfrentar como
educadora, es recibir la información o ver a estudiantes fallecer, sean mis
alumnos o no, y más aún, cuando es de esa manera. Hoy estoy de luto, pero no
vestida de negro, sino con un corazón destrozado.
Mis condolencias a sus padres y familiares. Sé que no
tendrán valor ni para hablar del tema, ni leer estas letras, pero los llevaré
en mis oraciones para que Dios le de fortaleza en medio tanta angustia.
Esta situación
que estoy segura de que ha conmovido y entristecido a cada dominicano, es
terrible. Aunque no sé a fondo cómo pasó todo, pero creo que toda la sociedad
dominicana, actuando cada uno en primera persona y todos, absolutamente todos,
en nuestros espacios y contextos, debemos seguir cada día más y más comprometidos
con fomentar los valores en los niños, adolescentes y jóvenes, comenzando con
los nuestros, pero sin dejar de lado a todos los que nos rodean.
La sociedad es
nuestra y todos somos uno, y lo que afecta a la comunidad, nos afecta a todos,
porque de alguna manera se refleja en nosotros, pero además, porque podemos ser
ente de esperanza, cambio, transformación y motor de vida para los demás.
De igual manera, desde el gobierno es fundamental que
se sigan implementando políticas educativas para el fomento de valores y seguir
avanzando con los parámetros de reclutamiento, supervisión y evaluación no solo
de los educadores, sino, también de todo el personal que trabaja en educación
sea docente o no.
Entendemos que, todo el que entre al centro debe dar
ejemplo hasta con cada paso, desde su entrada a hasta su salida y si trabaja en
el mismo, incluso fuera de la institución debe ser un modelo a seguir. Sin
duda, que es un asunto complejo, muy complejo y que las medidas para transformaciones
no se dan de un día para otro, pero lo importante es el trabajo y el compromiso
de cambio del gobierno y de cada uno de nosotros los dominicanos: familias, educadores y centros educativos y
los diferentes grupos y organizaciones sociales.
Asimismo, Es necesario poner a
Dios en el centro de nuestras vidas y de nuestras familias, recordando que su
palabra debe ser la guía para enraizar en el corazón del niño o joven los
valores y guiarlos por el camino correcto, también ayudará en el fomento de norma de conducta, será
fuente de inspiración y, sobre todo, le enseñará el camino para acudir a Él cuando más lo necesiten. Cuando Jesús está
en el centro de la familia y las escuelas los niños jóvenes:
·
Aprenden lecciones de
dominio propio, amor a la vida, comprensión y amor de acuerdo con los
principios divinos.
·
Practican principios
éticos y morales que les sirven de guía en la familia y la sociedad
·
Aprender a vivir con
esperanza, metas claras, fe y confianza en Dios.
·
Existe más y mejor
comunicación en la familia
·
Se vive en hogares
llenos de amor, comprensión y unidad
En ese mismo orden, por comentarios escuchados y
leídos en diferentes medios de comunicaciones, se investiga a un docente. Aunque
no conozco a fondo la realidad, y por tanto, no puedo afirmar, quiero aportar
una de mis firmes ideas, entre tantas que tengo, para reclutar a docentes. Siempre
he comentado y expresado que dicho proceso de reclutamiento debe iniciar desde
la evaluación de su comportamiento en la sociedad. Es decir, que los mismos
representantes de la comunidad, de manera aleatoria, y con representación de
todos los sectores y organizaciones sean los que den testimonios y recomendaciones
del comportamiento del aspirante a docente, para luego proceder a hacer otros
tipos de evaluaciones.
Entiendo que, la primera y más importantes cualidades
de un aspirante a maestro deben ser los valores que lo envuelven. A partir de
ahí, se pueden evaluar miles de cualidades más, entre ellas los conocimientos y
niveles de competencias en el área en que va a ser facilitador, que, aunque
parece contradictorio para mí, no es lo más importante.
Como directora de centro y maestra en todos los
niveles, ciclos y grados educativos de la República Dominicana durante varios
años. Siempre he expresado que si me presentaran dos docentes: Uno con mucho
conocimiento y sin valores, y el otro, con valores y poco conocimiento, estoy
convencida de que la mejor opción para el centro, especialmente para los
estudiantes sería elegir el que tenga valores y con su ejemplo lo muestre a los
estudiantes.
Es mejor, sentarme
para ayudar a un docente en su área de conocimiento, en las planificaciones y metodología
(estrategias, actividades, procesos de evaluación, disciplina áulica y otros),
que tener que trabajar en el centro con un docente, del que la población esté
comentando que cometió tal o cual falta deshonrosa, y que entonces, los
frágiles estudiantes no puedan escuchar lo que enseñan, porque su forma de vida
no permita, que los niños y jóvenes puedan asimilar dichos valores. Me llega al
recuerdo un dicho popular que mi madre repite siempre: ¨Es mejor predicar con
el ejemplo que con las palabras¨.
No comento más detalles de esta y otras de mis ideas
para reclutamiento de docentes, porque mi estado de ánimo en este momento no está
para eso, pues estoy tratando de levantarme de esta gran aflicción.
Y concluyo repitiendo que no puedo afirmar, ni tampoco
negar que un profesor haya sido el culpable de tal atrocidad, pero en caso de
que fuese así, sabemos que en toda sociedad de repente aparece una o más moscas
en una leche. A pesar de esta dura
tragedia sabemos que los docentes son profesionales que merecen todo el respeto
y admiración. Soy testigo fiel, de tanto sacrificio, esfuerzo, orientaciones,
consejos, entrega, amor, y comprensión, de nosotros los profesionales con alta
vocación por la educación hacia los niños y jóvenes estudiantes. Por tanto, si
fue un docente el individuo de este triste hecho - no se puede caer en el error
de juzgar a todos por igual.
En mi caso, me siento como una madre para cada uno, y
veo en cada uno de ellos a un hijito mío, y siempre me he entregado a ellos, sin
importar mi tiempo de descanso, el lugar donde esté o si es mi alumno o no.
Cuando veo a un estudiante me siento super feliz y comprometida a orientarlo y
dar lo mejor de mí. Por eso me embarga un gran dolor en este duro momento.
Oremos por esa familia para que Dios le pueda dar fuerza y valor para soportar
tan duros momentos.
(Dra. Maria Estela Minyetty Baez 15-02-2022)